Cosas de antes
Contenido
- 1 Con sabor de antes
- 1.1 Recuperar lo nuestro
- 1.1.1 Un pequeño museo Postal
- 1.1.2 Bombos y tambores recuperados
- 1.1.2.1 Bombo recuperado
- 1.1.2.2 Primer tambor casi centenario
- 1.1.2.3 Segundo tambor de cinco generaciones
- 1.1.2.4 Tercer tambor cuasi centenario
- 1.1.2.5 El cuarto y el quinto: dos tambores más recuperados
- 1.1.2.6 El sexto y el séptimo superviviente
- 1.1.2.7 El octavo y el noveno
- 1.1.2.8 El décimo, un tambor "DIEZ"
- 1.1.2.9 El "Once"
- 1.1.2.10 Superviviente 12 y 13
- 1.1.2.11 El 14 Superviviente
- 1.2 Antiguos instrumentos de percusión
- 1.3 Otros bombos y tambores
- 1.1 Recuperar lo nuestro
- 2 Medios de transporte
- 3 Recipientes y vajillas
- 4 Armas
- 5 Cuadernos y libros
- 6 Objetos varios
- 7 Pequeños Tesoros
Con sabor de antes[editar]
Recuperar lo nuestro[editar]
- Alejandro Abadía París
El espíritu recuperacionista que estamos viviendo en Samper nos acerca a variados objetos. No es una moda. Es que, a medida que nos hacemos pequeños –en habitantes- y mayores –en años- apreciamos más lo nuestro. Y así se percibe una inclinación a restaurarlos por parte de los particulares, en contraste con los oficialistas que los ocultan o que hacen desparecer piezas que son de todos. (Recordemos el dintel y los mármoles de la parroquial; la caldera del Focar, las lapidas del monumento, el remate de la puertas mayores… de los últimos tiempos).
Traer hoy estos objetos a la pantalla es un suerte para poder volver a admirarlos. Nos devuelven olores y sensaciones de aquella tienda que jamás hemos dejado de percibir, trayéndonos, a su vez, los recuerdos de aquellas “probatinas”, sin probador, de las mozas remirándose hasta comprar los sobreros de paja para la siega, los de fieltro para algunos presumidos, las boinas para los más y… las gafas que, una tras otra, se las iban probando nuestra gente hasta que veían.
Un pequeño museo Postal[editar]
Las carterías rurales en España han tenido poca difusión en el mundo postal. Eran oficinas menores que se han venido olvidando, pero que tuvieron una encomiable labor en nuestros pueblos desde su implantación oficial a finales del siglo XIX. Poco a poco hemos venido recogiendo materiales de la nuestra, de Samper de Calanda, hasta lograr reunir casi todas aquellas piezas (mesas y estanterías; buzones; máquinas de escribir y tinteros; candiles de aceite y petróleo; marcas postales y buzones; plumas y plumillas; bayas y revistas suscritas; cartas que se quedaron en lista; mapas y cuadros, relojes; hasta la moto con la que se iba a al estación restaurada… ) que nos han venido acompañando desde que en 1947 ascendió la cartería a la categoría de agencia postal, renovándose el mobiliario y el personal, fecha de jubilación de don Domingo Latorre que ocupó la titularidad desde 1905, en que le sustituyó mi padre.

El resultado es este rincón al que va a acompañar una serie de documentos y correspondencia de todos esos años y al que esperamos unir con el tiempo las colecciones de cada una de las carterías rurales y estafetas que tuvieron marca postal en esta provincia. Incorporaciones que ya suman 170 de las 302 que la componen. Algo ya puede verse. Hoy, es todavía un museo pequeño, pero puede ser un día muy grande.
Esta fue una casa de postal a mediados del siglo XX., a la que hemos conservado el conjunto de su buzón para el recuerdo. Hoy, sigue siendo una boca de madera que emerge entre las piedras y que se prolonga en su interior a través de una rampa de tabla fina que desemboca en un habitáculo cerrado con una puerta fuerte mostrando unos herrajes dieciochescos - extraños a la época-, que lo sellaban protegiendo la correspondencia.
Este buzón era como una caja fuerte. Su misión era custodiar todo aquel conjunto de escritos allí anónimamente depositados, encerrados en sobres. Eran cartas cargadas de sueños e ilusiones. Cartas que esperaban respuesta, unas y escondiendo secretos inconfesables, otras. Cartas de proyectos de negocio, de amores entre novios, de inquietudes de madres por acercarse a sus hijos que residían fuera, de propaganda del comercio que enviaban sus ofertas y facturas; de tarjetas postales de los turistas…. Una arca de la alianza.
Su ubicación, exterior entre las piedras, los dispositivos de deslizamiento y los símbolos religiosos como buscando “más” protección, en el interior lo culmina la compuerta y los herrajes labrados para el cierre, conformando todo lo que una cartería rural podía ofrecer de secreto y seguridad a la gente.
Le boca de porcelana de la calle la guardamos abollada por las piedras de los críos y los golpes de los mayores. Herida por los descuidos y el tiempo; y hasta, tal vez, por los odios no contenidos, que también son historia. Guardar estos buzones es dar la oportunidad a los estudiosos, a los aficionados y los amantes de las comunicaciones de conocerlos. Y de poderlos mostrar como algo más que buzones.
Comentarios: - Carmelo Farjas Ballester aún recuerdo donde estaba la cartería donde vivió mi bisabuelo "cartero" Domingo Latorre y la boca del buzón en la pared, - Alejandro Abadia Paris Pues ahí tienes a tu bisabuelo delante de la boca buzón -que es la de la foto que guardo en la estantería en la cartería de la calle Mayor, para que sigas recordándolo. Creo que la fotografía esta tomada en la década de 1930. - Carmelo Farjas Ballester Muchas gracias Alejandro. Siempre nos daba propina a mi primo Miguel y a mi cuando pasábamos a verlo. - Alejandro Abadia Paris Una "joya samperina" de tu bisabuelo, por lo a que representó en la época su reloj de bolsillo con su leontina. Mi padre decía que con él "marcaba los horarios de oficina.
Bombos y tambores recuperados[editar]
- Alejandro Abadía París
Bombo recuperado[editar]
RECUPERAMOS UN BOMBO DE LA DÉCADA DE 1970
Teníamos deseos de ver un bombo recuperado. Y el que pasamos es juvenil, para jóvenes de entre 10 y 14 años. El diámetro está sobre las 50 cms. Y tiene el estilo que nos distingue en Samper: negro, con cordadas blancas y ataduras que no sé describir – si algún especialista nos lo puede aclarar, sería una buena ayuda.
Es de la década de 1970 y, a no ser por los últimos acontecimientos, no lo pasaría porque lo que intentamos, de verdad, es recuperar aquellos tambores y bombos que superaron la Guerra Civil: los “supervivientes”.
Pero como este afán recuperacionista no se ve compensado con las modas que están mostrando nuevas generaciones -se quitan el tercerol en la Ruta alguna cofradía de las Ordenes Terceras, que fueron hasta premiadas por pureza de tradición- y otros pueblos, como el nuestro, los decididores lo están minusvalorando y olvidando, pues quiero recordar con este bombo restaurado aquella época, a ver si nos devuelva al espíritu fundacional de la Ruta, (década de 1970). Y para los modernos el deseo inscrito en la Primera Palabra.
Primer tambor casi centenario[editar]
Decíamos hace unos días que apostar por el turismo es disponer de contenidos. Dar sentido a lo que disponemos con carácter de singularidad. Enseñar lo que tienen todos no llena; presentar algo que no es nuestro es un fraude. Samper tiene su cultura milenaria, sí; pero hay que demostrarlo.
Los edificios –el continente- cambian con el paso de los años al repararlos, porque en muchas ocasiones se hace sin orden ni sensibilidad alguna. Porque es más cómodo, o más barato, no seguir las normas. En los últimos años en Samper se han cometido auténticos destrozos en el patrimonio de todos. ¿De mala fe? No. Por ignorancia y por conseguir beneficios económicos los promotores que, con la excusa de ponerlo “majo”, han desvirtuado una buena parte de nuestro patrimonio que no se parece mucho a cómo lo levantaron nuestros antepasados.
Por todo es necesario los contenido, por pequeños o humildes que nos parezcan. Por ejemplo no encontramos tambores de cuerdas, ni bombos, anteriores a la Guerra Civil. Y los había. Y muchos. ¿Qué ha pasado? Se abandonaron al aparecer los tambores de llaves, los parches de plástico…y es complicado encontrar los antiguos para estudiarlos. Por esto ha sido una alegría este fin de semana el que uno de nuestros vecinos – del que no tengo autorización de dar su nombre- nos ha presentado un tambor de cuerdas –del que aportamos la fotografía- que ha encontrado en casa de sus abuelos: unos aros y una caja de latón y lo ha restaurado ( No repintar ni barnizar nunca). El resultado un tambor con casi cien años de antigüedad.
Los aros están pintados de morado lo que nos aporta un dato interesante más para nuestra historia semanasantista. Mi tambor –por ejemplo- que mi padre le encargó al Enrique y Marianico con apenas yo tres años, le hicieron la caja de una lata de sardinas - era la época del hambre- y los aros de madera pintados con la bandera nacional - eran los tiempos de la postguerra-.
Ahora ya sabemos que los tambores anteriores a la contienda los había de aros morados y caja de latón. Ya tenemos uno y creo que van a aparecer más en diversos materiales y colores.
Ojalá algún día podamos montar una gran exposición con un buen número de estos instrumentos tan nuestros. Es el tiempo de los contenidos.
Segundo tambor de cinco generaciones[editar]
Son las pequeñas joyas samperinas que nos van apareciendo. Hoy presentamos un nuevo tambor centenario. Pertenece hoy a la familia Abós/Latorre, proviniendo de los Abós Peralta (don Francisco y don Rafael Abós Peralta, los encontramos en las actas del Ayuntamiento en 1901 formando parte dentro concejo, ocupando durante varios años los cargos de alcalde, concejal o juez [de paz) .
Es un tambor que ya lo van a tocar cinco generaciones y su cronología rebasa los cien años. Está compuesto por una caja de latón, aros de madera (hoy pintado de negro) y cuerda trenzada templando y dando forma exterior al instrumento. Ha sido restaurado, como el primero que presentamos hace unos meses de la familia Fandos/Abadía, por Joaquín Costán y nos van abriendo más posibilidades de poder motivaros y presentar algún bombo, baquetas, mazas, túnicas, trajes de alabardero, albas, carracas…. que pueden estar olvidadas en nuestras casas y que deben de formar parte de nuestro patrimonio local; además de enseñarnos cómo eran y poder mostrar y demostrar el arraigo de esta vieja tradición entre nosotros.
Es conveniente ir recuperando objetos semanasantista anteriores a la Guerra Civil española, donde se perdieron la mayoría. Un objetivo irrenunciable por parte de todos.
Tercer tambor cuasi centenario[editar]
Es de hojalata y litografiado, me lo compró mi padre cuando subimos a vivir a la plaza de la Iglesia en la tienda del estanco de la calle de los Marqueses, en la década de 1940, y es una pequeña joya de menos de 10 centímetros de diámetro para sacar al recién nacido a las procesiones de Semana Santa.
Va estampado con dibujos infantiles muy reconocibles en aquellos juguetes típicos de los felices años veinte/treinta del siglo pasado. Todavía llevaba hasta hace poco el precio a lápiz: 1 peseta. Ahora está algo bollado porque a la última generación de mi casa le encanta aporrearlo. Y a ésta no podemos negarle nada. Pero está recuperado. Posa junto a una escultura apasionante, y confío que este instrumento tan nuestro sea capaz de crear aficiones a los recién llegados y que las mantengan vivas otros setenta años.
El cuarto y el quinto: dos tambores más recuperados[editar]
El recuperar nuestros tambores antiguos es un objetivo que no podemos renunciar. Son esos instrumentos centenarios, o “cuasi”, que están rotos en los miradores, en las falsas o los cuartos bajos. Ya van cinco –y hay alguno más que no tenemos imágenes- . Vamos a catalogarlos para saber quién los tiene; conocer como eran en tiempos pasados en cuanto a materiales, cordadas, pinturas… lo que no podemos hacer es repintarlos o hacerlo con materiales modernos. Ni tunearlos. Forman parte de nuestra historia, manifestaciones de su tiempo y recuerdo para futuras generaciones. Pero, sobretodo, hay que rescatarlos; que aros y cajas no acaben en la basura o se pierdan, porque es algo muy nuestro y algún día habrá que montar una exposición con ellos. El primero me lo envían con el nombre de Vicente Martín, que imagino que es “Vicentín”, y no tengo las dimensiones. El segundo, el quinto, fue uno de mis regalos de primera comunión (década de 1950). Apenas tiene 30 cm de diámetro y me lo hizo Enrique y “Marianico “ que tenían un taller en la calle de los Marqueses. Los dos tambores tienen que ser de la misma época porque los aros van pintados con la bandera nacional. La caja de Vicente no se como es, pero lo mía está hecha con una lata de conservas pintada con purpurina, ya descolorida; y las cuerdas siguen siendo las antiguas, así como la llave y los bordones. Las pieles las cambiamos hace más de treinta años y se conservan. Estos instrumentos han sido protagonistas y testigos de un tiempo. Y merece la pena recobrarlos.
Manuel Martín Mombiela- El de Vicente Martín, si no recuerdo mal era ya de mi padre. Luego lo llevó mi hermano y cuando este se compró un tambor de llaves lo saqué yo unos años, hasta que tambien me comprre el primero que tuve de llaves; de piel natural pero de llaves, fabricado en Hijar. Tambien tiene historia un biejo bombo que tiene mi hermano. Ya lo iremos viendo. Alejandro Abadia Paris Si, me confirma JoaquínCostán que es de tu hermano y que es también pequeño , de unos 30 cm. de diámetro. Si lo llevó tu padre falta descubrir si es anterior a la Guerra- época en que se destruyeron la mayoría de los bombos y tamores-, pero por los colores de los aros -como el mío- deduzco que es posterior, a no ser que se pintara después. Lo del bombo hay que seguir buscando porque no tenemos ninguno todavía catalogado. Creo que es anterior a la guerra, pero lo tengo que confirmar. Mi padre no toco el tambor despues de la guerra. Era más grande de lo que es actualmete porque mi padre para adactarlo a un niño le mandó reducirlo a Enrique el “Cuenquero", que era tambien.artesano del tambor. El tambor quedó bien, pero mi padre siempre se arepintió de haber tomado esta decisión que convirtío un buen tambor, en uno infantil, nos lo decía muchas veces. Lo de la pintura de los aros hubo una época que era moda pintarlos con los colores de la bandera nacional, pero los he visto de muchos colores, sobre todo negros. Se pintaban y repintaban segun gustos.
El sexto y el séptimo superviviente[editar]
¡Vamos a por los veinticinco!. Es un objetivo. Nos hicimos una pregunta hace un tiempo ¿podríamos rescatar veinticinco instrumentos semanasantistas emblemáticos locales?
Es el recuperar aquellos instrumentos que sobrevivieron a la Guerra Civil, o alguna excepción que mereciera el nombre de emblemático por cualquier causa. Y van siete. Y tenemos ya dos bombos. Y hay más.
Joaquín Costán, que se nos ha hecho restaurador, -¿para cuándo en Samper alguien que confeccione túnicas? Nos hemos quedado sin modistas que las hagan y ahí puede haber algún ingreso extra-.
El sexto lo ha conseguido José María Yebra Mombiela y es de 1921; tiene 38 cm de diámetro; de doble aro, pintados con los colores de la bandera española y, como nos decía Mochi, si es anterior a abril 1931 fechas en que la II República cambió los colores de la enseña, aquí hay “algo” de lo que muchos, por ignorancia, están confundiendo.
¿A qué se debe la proliferación de estos colores coincidentes con la bandera española? Mi opinión personal es que una buena parte de nuestros jóvenes, cuando iban a la “mili”, los cogían para la banda. Eran buenos tamborineros; ellos querían aprender más y el Ejército los necesitaba. Una buena combinación para encuadrarlos en ese destino. Y los colores militares, después, salían a relucir en la villa. La caja de este tambor es de latón, los bordones de tripa y las cuerdas de “pretar”, de cáñamo. Una maravilla.
Y el bombo es el de los “Costanes”, popular siempre por venir de varias generaciones y distintas familias. Lo adquirió el padre de JoaquÍn y de Manolo Costán de segunda mano y es de 1925; tiene 75 cm de diámetro y los colores vuelven a ser los mismos (rojo fuerte y gualda desteñido ya que se ha conservado la pintura original oxidada); la caja va pintada con dibujos de rombos y se aprecian los colores rojo, amarillo y verde; tiene 20 cm de anchura y es de madera; yendo las cordadas con las combinaciones clásicas de “pretar” las pieles que aún nos sabemos como llamarlas.
El octavo y el noveno[editar]
En esta “cruzada” que hemos iniciado con la finalidad de recuperar instrumentos de Semana Santa “supervivientes y emblemáticos”, vamos a seguir presentándolos, porque estos días que hemos estado en Samper nos han salido varios.
Veamos el octavo. Es un bombo realizado por Enrique Moreno Planas, después de la Guerra Civil (década de 1940 ); sus medidas son 75 x 20 cm y fue adquirido por Domingo Clavero, y hoy es de Vicente Martín; tiene colores diversos y los rombos clásicos de esta firma, que ya vamos reconociendo y que iremos confirmando con nuevas apariciones. Lo incluimos como “emblemático” por ese motivo. Es extraño que no lleve los aros pintados con los colores de la bandera española, por eso recomendamos a los restauradores que tengan el máximo cuidado de guardar los colores originales. Un maestro restaurador, al que hemos consultado, nos dice que estos instrumentos sólo necesitan “agua y jabón". Nada de repintados, barnices, tuneados, cordaje moderno ni parches de plástico. Veremos si salen más y, si son de la misma procedencia y época, podremos catalogarlos mejor
Y el noveno es hoy de los hermanos Yebra Gargallo. Tiene los aros sin pintar y lo encontró hace muchos años el tío Manuel Gargallo en las basuras. Y lo rescató. No nos han podido aportar datos sobre la época y por quién fue fabricado, pero es un tambor de cuerdas con mucha posibilidades de ser superviviente de la Guerra Civil. Lo importante es tenerlo. Luego ya le iremos sacando su historia.
El décimo, un tambor "DIEZ"[editar]
Es un tambor de caja de latón, distinto. No tengo las medidas, pero su historia nos acerca más a las preguntas que nos hacíamos desde hace tiempo: - ¿Se construían o fabricaban los tambores de Semana Santa en la localidad en los siglos pasados? ¿Tenían un modelo propio, apoyándose en otras realizaciones, o se compraban fuera de la localidad?
Harhttp://samperinos.es/index.php/Especial:CambiosRecientesemos un resumen de lo encontrado cuando tengamos pruebas suficientes, pero ciñámonos hoy en este tambor – hemos encontrado otro de igual propietario y constructor- que se realizó en la carretería de “Espés”. Y los “espeses” constituían en el siglo veinte - ya les venía la tradición de décadas anteriores- una saga de cuatro carpinterías; una en la carretera de Híjar, una segunda en la calle Mayor, una tercera en la calle de la Luna y la cuarta en la plaza de Santa Domingo. Construían carros, algunos tipos de mobiliario, puertas, ventanas, piezas de labranza y tambores. Este tambor se hizo en la carpintería de la carretera de Híjar a finales del siglo XIX o principios del XX y lo más significativo es el fileteado con que se decora. Es el tipo que se le hacían a los rayos de los carros, lo que nos acerca a las preguntas que anteriormente nos hacíamos y que nos hace continuar estudiando al undécimo y a los otros instrumentos que siguen apareciendo.
El "Once"[editar]
LOS CARRETEROS DE SAMPER, ARTESANOS DEL TAMBOR. EL ONCE
El tambor número “once” que presentamos fue realizado en la carretería de los “espeses y chaticos” ubicada en la carretera que nos lleva a Castelnou. Fue un encargo de la familia Yebra que vivía en la plaza de la Villa a principios del siglo XX. Era este tambor de aros de madera y caja de latón; cuerda de esparto, bordones de tripa y pintura de rayos.
A los carpinteros se les consideraba aquí como artesanos de prestigio. Estaban unidos a los herreros, por lo que era lógico encontrarlos en locales cercanos. En cuanto a trabajar la madera eran especialistas, por ejemplo, en hacer carros. De sus manos salieron cajas, pueros, radios, cubos, bolsas y zoquetas siempre con madera de haya y olmo; los rayos se hacían de encina y se fileteaban en diversos colores. Las llantas, ejes, máquina de frenos y enganches los proporcionaban los herreros. (Existía una costumbre de que antes de pintar un carro se mostraba al cliente para comprobar la clase y calidad de madera empleada).
Tenían instrumentos para forjar redondeando las llantas. Mejor, pues, para hacerlo con la madera donde eran especialistas, por lo que no tenían problema para realizar un buen tambor al que se le agregaban los complementos. Y porque aquí hemos encontrado piezas de mueble de estilo, aleros, puertas, portaladas de clavos; balaustradas, pasamanos, cuchareros, espeteras, cantareros, sillas de sala y reclinatorios de iglesia; aventadoras, mangos, mesas, sillas tablas de lavar… en donde se apreciaba su estilo, que alguno marcaba con una “seña” en alguna parte de la pieza y, a través de ella, hoy día no sería difícil reconocer qué artesano la hizo y la época.
De lo que nos ha llegado de este tambor “once” sólo disponemos de los aros de madera, la pintura y la caja de latón. Pero lo tenemos.
Superviviente 12 y 13[editar]
Dos tambores más de cuerda que vamos a catalogar como “supervivientes”. Como su propietario es amigo nuestro le pedimos a él que nos de los datos de época, dimensiones, procedencia, constructor y si son los colores originales los que ha vuelto a pintar. Hemos llegado al “trece”, y sería conveniente romper este número lo y adelantar algún puesto más. Y algún bombo, que recuperamos pocos.
Además, estamos enriqueciendo la “wiqui” (www.samperinos.es) que, por cierto, va a un ritmo grande gracias a María Isabel –creo que pocos pueblos de la provincia tienen ya una enciclopedia tan extensa- y porque vamos a disponer de material suficiente para que dentro de unos años se pueda montar una exposición importante gracias a todos vosotros que estáis recuperando estas piezas olvidadas y abandonadas, en algunos casos.
Comentario: Carmelo Farjas Ballester Los ha visto antes el feisbuc que yo. Pero creo que han quedado muy majos. Ambos son infantiles de los que nos compraban a los zagales para empezar. El de la izda. es de mediados de los 70, tanto la caja y los aros son de madera y está fabricado en Samper por Enrique, los colores originales los desconozco pero bien pudieran ser caja amarilla y aros negros, lo puede decir mejor Joaquín que los ha restaurado. El de la dcha. es de aros de madera y caja metálica imagino que de chapa de hierro u hojalata, en cuanto a la época será de los 40 ó 50 y desconozco quien lo hizo. Siento no poder dar más detalles.
El 14 Superviviente[editar]
Poco hemos tardado en conseguir el número catorce. Es un tambor de cuerdas con caja de latón y colores pintados en amarillo y rojo, en vertical y con cordada a la antigua.
Conserva la patina original y ha visto cuatro generaciones conocidas. Hoy su propietaria en Ana Abadía Repollés, y puede ser uno de los instrumentos grandes que disponemos en la villa.
Encontrar estos tambores en este estado nos permite consolidar nuestra posición de privilegio semanasantista. A veces duele esa subestimación que nos autoproclamamos de sumisión a otras localidades, como si copiáramos tradiciones de los demás, cuando puede ser todo lo contrario.
Estas piezas, y otras que saldrán, nos ayudan a reconstruir una tradición singular como son los tambores en la localidad con una propiedad envidiable.
Continuemos buscando porque aquí hay algo más de lo visto. Seguro.
Antiguos instrumentos de percusión[editar]
- Samper Palillero
Vamos por diferentes caminos investigando sobre los antiguos instrumentos de percusión de nuestra Semana Santa.
Ofrecemos una colección de tambores tradicionales (o lo que queda de ellos. Todos son de la misma familia.
El primero, es el más relevante pues es de un tamaño “estándar” para aquellos tiempos pretéritos.
Está bien conservado: aros pintados con los colores de la bandera nacional española; no sabemos si repintados, porque ignoramos la antigüedad de su construcción y la del artesano que lo creó. Bordones de “tripa”, pieles naturales, la de delante y la de atrás; cuerda no sintética, posiblemente la original. Aunque no se puede apreciar en la fotografía creo que la caja es de latón, que solía ser el mejor metal para los tambores; solo necesita un retoque. (Pinchar fotos para ampliar.)
Tambor pequeño, de niño; también completo.
Tambores pequeños, de niño
Uno completo, pero con cuerda de persiana no adecuada. El otro no conserva las pieles ni los bordones. La caja es de madera.
Estas fotos representan el esqueleto de lo que fue un tambor muy curioso de llaves; parece construido por un herrero. Pesa muchísimo a pesar de ser pequeño
Otros bombos y tambores[editar]
La imagen pertenece a una portada que hizo el hijo de Miguel Franco y los bombos a Alfredo Latorre.
Medios de transporte[editar]
Tartana[editar]
Los Carros[editar]
- Alejandro Abadía París
¿Quedan carros?
Hace un tiempo me dijeron que quedado uno en una cochera, pero no me lo han confirmado. Este vehículo ha sido toda una leyenda en la villa. Los había de varios tamaños y modelos: grande, mediano, pequeño; volquetes, galeras y hasta tartanas. Hubo un tiempo en que su elaboración en los talleres carreteros era todo un trabajo de artesanía que compartían carpinteros y herreros. Aquellos construían la caja, los pueros; radios o rayos; cubos, varas, bolsas y zoquetas siempre con madera de haya y olmo, no así los rayos que eran de encina y los fileteaban con líneas de diversos colores. Los herreros hacían las llantas y ejes; la máquina de los frenos y los enganches, existiendo la costumbre contractual de que antes de pintar había que mostrarlo al cliente para que comprobara la calidad de la madera utilizada, extensible a los herrajes.
El disponer de un buen carro para dos o más animales de tiro, y de peso, ha sido siempre un orgullo y una forma de interpretar su importancia en la localidad. El que lo poseía llegó incluso a alcanzar los límites del mote a más de una familia – aquí se ha conocido al “tío carro,” a “los carros”, a la tía “carretera”, a los “carreteros”, a los “carretes”, a los "carricos"… que sólo en el tono de pronunciarlos ya sabemos a de quién hablamos-.
Y no sólo sirvieron para las tareas agrícolas también se utilizaban en los carnavales -el carro naval- en donde se hacían las representaciones. El buen artesano/carpintero ha gozado de prestigio porque era un oficio de difícil aprendizaje. Y, sin embargo, hoy el carro ha desaparecido de nuestra vida y es triste comprobar que no quedan -¿ni uno?- para poder exponerlos y admirarlos.
Hay mas de un carro, volquetes y alguna cosa mas toda una nave llena
Jose M Sanz Sanz El taller del Espes (el pariente) se dedicaba inicialmente a los carros... luego tuvo que cambiar a cocinas, puertas y demas
Manuel Martín Mombiela Un antiguo carretero de Samper me contaba no hace mucho como se fabricaba un carro; era todo un arte. No era solo carpintería, también incluía trabajo de forja o hierro. Después de que dejaron de usarse recuerdo que fui al corral de un labrador "
Camión[editar]
Camión ZIS (o 3HC, como queráis), en cualquiera de las versiones que llegó a España durante la GC. Pero si hay uno en concreto que "me rompe las carnes", es el que sirvió hasta su baja de servicio en Samper de Calanda (Teruel)
Las Locomotoras[editar]
Locomotora de vapor de Samper de Calanda[editar]
- Alejandro Abadía París
Construida por la Maquinaria Terrestre y Marítima en Barcelona en 1958, es un modelo tipo 2-4-2T, y fue la última locomotora de vapor que circuló en esta parte de Europa, estando en servicio durante gran parte del siglo XX trasportando carbón desde la estación de Val de la Chueca en Samper de Calanda a las térmicas de Andorra y Escatrón.
El 2 de julio de 1994 el Grupo Filatélico le dedicó un matasellos especial (hoja de la Historia Postal de Samper de Calanda del autor) y en 1998 los ferroviarios zaragozanos editaron un Tu sello. (cabecera de pliego con cinco efectos de la colección del autor) .
Locomotora de Andorra[editar]
Locomotora Andorra en servicio hasta 1974
Trenes[editar]
Carbonero 1957[editar]
Billetes tren[editar]
- Samper de Calanda postales para el recuerdo
Tere París compartía ayer en la página una foto de un billete de tren que había encontrado en un cajón... Destino Huerta de Samper...
Recipientes y vajillas[editar]
La cerámica y la cultura del agua[editar]
- Alejandro Abadía París
No ha habido en la localidad bien más preciado y añorado que el agua. Tierra seca, con un pequeño río y flacas fuentes; regueros salitrosos en el monte y acequias contaminadas.
La posibilidad siempre la ha dado la lluvia. Se recogía de las canaleras y se guardaba en tinajas de variadas formas: gordas, chatas, de boca ancha, acordonadas o pintadas . O se traía en cubos de madera de los balsetes del monte donde se veían los “cucharones”. Y aquí se decantaba y filtraba para guardarla en tinajas grandes, de 200 litros; medianas, de 100 y pequeñas, de menos.
La alfareros de la zona siempre ha sido el recurso para poder disponer de distintos recipientes para el agua que se extendieron para el aceite, las conservas o las olivas; para el vino y hasta para guardar las semillas, pero éstas de cerámica vidriada. O los cántaros, cuezos, lebrillos y botijos,de barro cocido, para todo.
Venían los alfareros desde Calanda y Foz a la plaza con los carros repletos de tinajas de todos los tamaños, protegidas con paja y llenos hasta las bolsas, para vender.
Las más grandes se llevaban al monte. A los mases. Las medianas, a las bodegas y cuartos bajos. Siempre a la sombra. A la fresca.
Llegaron las aguas potables y estos “tarros” desaparecieron. Los gitanos, el turismo; los precios que se pagaban tuvieron la culpa. Y los cambios de los mediadores por estufas de petróleo y butano o batidoras eléctricas. Docenas de tinajas han desparecido.
Por eso hoy, al encontrar esta pequeña pieza en casa de Teresa Almolda he querido presentarla como algo renacido. También hay supervivientes en la cerámica. Vamos a recordarlas mostrándola como un recuerdo de la vieja cultura del agua.
Tinajas[editar]
Teresa Almolda[editar]
Carmelo Farjas[editar]
Alejandro Abadía[editar]
Botijos[editar]
Botijos supervivientes[editar]
- Alejandro Abadía París
Con la llegada del agua corriente, el siglo pasado, en Samper los botijos fueron desapareciendo. Ya no eran útiles.
Y en esta búsqueda nuestra de todo tipo de objetos antiguos que han sobrevivido en el tiempo, no es difícil encontrar todavía algunos ejemplares que nos muestran aquella cultura del agua manifestada en estos recipientes.
Los traían de varias regiones como Cataluña o Valencia, pero especialmente de alfarerías aragonesas –Samper no tiene tradición alfarera- y se vendían en los comercios de ultramarinos locales, como casa “Burillo” o la “Gertrudis”, una tienda desaparecida hace muchos años ubicada en el barrio de los Alamines donde se exponían hermosas piezas decorativas y también de uso diario; aunque estas últimas más comunes se traían, a su vez, en carros desde Foz Calanda y Calanda que venían a la plaza a vender tinajas, trayéndolos envueltos en paja para evitar que se rompieran en el trayecto.
Uno de los supervivientes decorativos que hemos encontrado es “el gallo", un botijo colorista y cerámico que no sería capaz de datarlo con precisión - podría aventurar a que es de principios del siglo XX – y que podría ser valenciano.
Es un botijo de esos que las “casas” samperinas gustaba presumir presidiendo la mesa del comedor, puesto en las alacenas o en las tabletas de la cocina hechas de yeso a las que se les adornaba los bordes de las baldas con aquellos recortes de papel que vendían hechos o con telas bordadas por nuestras mozas, con las variantes del ”richelieu”, que tanta prestancia les daba.. Son esos objetos, unidos a nosotros, que iremos catalogando a medida que vayan surgiendo.
El segundo botijo encontrado en una de nuestras casas, sus propietarios nos comentaron que ellos recuerdan tenerlo de sus abuelos, allá por los principios del siglo XX, pero que no sabían si ya venía de herencias anteriores.
Se le llamaban “fruteros” y encontramos una amplia producción, con diferentes motivos y detalles en Manises (Valencia), donde la cerámica se vidriaba desde el siglo XVII y hoy son considerados como objetos de museo.
La calidad de este botijo, las formas, dimensiones, color y conservación nos llevan a conclusiones de que estamos ante una pieza importante dentro de esta temática, a la que no somos capaces de datar con precisión; ni tampoco afirmar su fabricante.
Estas piezas frutero, redondas, con frutas asomando por todo su contorno no estaban colgadas ni protegidas en alacenas, sino que eran exclusivas en los centros de mesa de lo comedores y rara vez se utilizaba como botijo.
En Samper hubo quienes los adquirieron, generacionando junto a la familia. Y, seguro, que seguirán haciéndolo en el futuro.
El tercer ejemplar que arriesgaría a decir que es de la misma escuela alfarera que los anteriores. Tiene forma de “capaceta” con frutas, aunque también puede ser un frutero.
El joven flautista que lleva pintado en las dos caras porta un traje regional y una flauta larga que podría acercarnos a lugares también extraños a Aragón, y que dejo su posible resolución para gente más avezada en temas de alfarería.
He conocido que este botijo fue adquirido en la tienda ubicada en la calle del Altero que, en tiempos anteriores a la Guerra Civil, estaba regentada por la familia Ballester (Míguela y su padre, Mariano Ballester), que fue después librería del “tío Morales” y hoy de los quesos Fanbar.
Son retajos de nuestra historia pasada; lugares comerciales que han venido turnando su actividad y que estas piezas nos lo recuerdan mostrando los artículos ofrecidos para la venta y las preferencias de los adquirientes.
Vajillas[editar]
Tazas[editar]
Familia de Mª José Sonsona Ballester[editar]
Estas tazas se trajeron en la campaña pro Auxilio Social. Días en que a la gente que habían perdido familiares por muerte o exilio, de ambos bandos en la GueraCivil, y catalogados como pobres de solemnidad, se les daba alimentos. Lástima que no lleve fecha, pero es más cercana a los años 50 que a los 40 del siglo pasado. Guardala. Algún día, cuando seamos capaces de crear una "S" bonita, la catalogaremos con el título de "superviviente" y le haremos un certificado de autenticidad.
Un pieza de museo local.
Platos[editar]
- Alejandro Abadia Paris
UN PLATO DE LOZA
A veces, en los graneros y en las falsas, o en cajas recogidos, guardamos los trastos de la abuela. A veces, no sabemos que junto a estos útiles de sentimientos afectivos disponemos de pequeñas joyas.
Cuando iba a su casa –ella era una mujer nacida en el siglo XIX- partiendo la subida de las escaleras (cocina/miradores) se levantaba una pared que hacia de frontal a una cocina de fuego bajo y chimenea de campana de obra; sobre aquella pared se abría una serie de baldas formando las tabletas -que eran aparadores de yeso- donde se exhibían las vajillas. Una parte eran regalos de boda, otras adquisiciones posteriores; o heredadas. Las tabletas se decoraban en la parte de abajo con tiras de papel ribeteadas con dibujos geométricos, aunque en muchas casas eran de tela que las bordaban las chicas de la familia. Y en esas baldas se presentaba la vajilla.
En casa de la abuela había unos platos que nunca se usaban –sólo decoraban- y que siempre me llamaban la atención. Y cuando murió nos trajimos uno. Y lo guardo.
Mi sorpresa es que es una loza de Mariano Pola, un industrial gijonés que en 1874 su familia fundó “La Asturiana”, una fábrica de porcelana para satisfacer las necesidades de la emergente burguesía asturiana que hasta entonces se venía abasteciendo de los vajilleros de La Cartuja de Sevilla o de Sagardelos, en Lugo. Trajeron a España como decoradores a técnicos ingleses que plasmaron escenas y diseños que manifestaban sus señas de identidad, ya en las primeras producciones.
Las piezas fueron marcadas al dorso con una cruz, distintiva del Principado, adicionando el nombre de Mariano de Pola, el de la empresa y un numero (ésta la 1034).
Hoy en Asturias encontramos un museo donde estos platos se recogen y se exhiben. Disponer de uno en Samper de Calanda, siempre es un motivo de satisfacción. Y también el poder compartirlo con vosotros.
- Teresa Per: Yo tengo uno de mi madre, q a la vez era de mi abuela Teresa
- Plato del abuelo de la madre de Mª José Sonsona Ballester
Armas[editar]
Pistolas[editar]
- Alejandro Abadía París
¿UN VESTIGIO DE LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA?
Apareció esta pistola en uno de nuestros tejados. Alguien la escondió por temores o, tal vez, buscó un simple escondite para tenerla.
Es de chispa, también llamada de “pedernal” porque se activa mediante la fricción ejercida por una piedra de sílex que, al soltarla con el disparador sobre un rastrillo, con el golpe abre la cazoleta donde se deposita la pólvora; el choque produce la chispa –recordar los chisqueros aquellos de mecha que el fumador activaban con la palma de la mano produciendo la brasa -; prende la pólvora y al pasar el fuego por un agujero que comunica con el el interior del caño, donde hay una nueva carga de pólvora y un proyectil… complicado de entender si no se ve. Pues imaginar que todo este proceso se produce en el exterior y cómo podría funcionar el artefacto en un día de lluvia.
Son piezas que ya en el siglo XVI Carlos I coleccionaba y que hoy día, pese a las dificultades para sus tenencias, son muy buscadas por los coleccionistas.
La hemos restaurado porque apareció podrida con una masa compacta de óxido, en los hierros y carcomida y descompuesta la madera, en alguna de sus partes. Pero la hemos recuperado. La datamos en la época de la Guerra de la Independencia, aunque la pieza, por el punzón que lleva grabado -todavía no lo hemos identificado para descubrir el armero- debió de ser fabricada en el siglo XVIII.
Es una de esas joyas samperinas que un día formó parte de la vida de algún ascendiente nuestro . Bueno es recuperarla, guardarla y hacer suposiciones.
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- Alejandro Abadía París
Cuchillos de Banda[editar]
Mientras siguen apareciendo más objetos semanasantistas con los que podamos hacer un amplio estudio y acercarnos más a nuestras tradiciones y artesanos del pasado, pasamos a pediros que enseñéis otro de los objetos que guardamos en nuestras casas, a veces abandonados, a veces muy estimados; pero que tienen una profunda historia como son los cuchillos de banda Muchos de nosotros todavía los conocimos en las fajas de los pocos hombres que aún lucían este tipo de indumentaria en su vida diaria.
Los más “pinchos” dejaban ver el mango hasta la cruceta por arriba de la banda, otros los ocultaban. Eran objetos normales en la vida cotidiana. Les llamaban “cabriteros”, ya que se usaban para sacrificar a estos animales; también para el corte de alimentos y de ayuda a las faenas del campo como era cortar cuerdas o cavar en la tierra buscando hongos… eran multiusos, siendo sustituidos por las navajas plegadas, más pequeñas y menos incómodas de llevar, al perderse las bandas.
Cuchillos "Sastaguillo"[editar]
El cuchillo más popular en Samper era el “sastaguiño”. Los traían de Sástago (Zaragoza). Los más que hemos visto eran curvos de más de 20 centímetros de hoja, mirando la cruceta de latón en distinta direcciones. Su principal atractivo era que las cachas eran de nácar, extraída de la concha más preciada del Ebro: la “margaritifera auricularia”, nuestra joya fluvial más preciada.
Un cuchillo “sastaguiño” con el que tengo la duda si es de cocina o bien le cortaron una parte de la cruceta para que no molestara en la banda (algo que hemos observado en alguno), pero parece más de cocina. Tiene las cachas también de nácar y los engarces de latón.
Lo dataría en el siglo XIX, pero no está firmado, aunque si guarda la funda labrada en cuero que nos podría dar una pista. Está extraviada, pero la encontraremos porque la vieron hace poco en un lugar olvidado. Perteneció a la familia de los “Espés”, apellido que ya se recoge en los libros de la Baja Edad Media en la villa, como los “Sevil”, “Yebra”, "Fandos", "Ballester"… muy samperinos y de muchas generaciones.
Estos útiles tienen esa rara habilidad de permanecer. Y están siendo muy buscados por los coleccionistas, cotizando al alza. Hay un problema para la restauración integral de estos cuchillos y es que en Sástago se han dejado de hacer. Hasta hace poco tiempo los Liso mantenían esta tradición y los dejaban perfectos - como podremos ver si logramos traer y mostrar alguno recuperado recientemente-
El que os paso perteneció a la familia Fandos Ballester y fue fabricado por don Juan Liso de Sástago, según marca grabada en en la cruceta.
Un cuchillo de “ZAPATICO”[editar]
Joaquín Costán me pasa esta pieza comentando que desconoce época, estilo y origen, pero que la tiene desde hace más de 30 años y le gustaría saber si merece la pena guardarla y restaurarla. Os paso la fotografía que me envía y lo explico.
Este modelo se llamaba aquí de “zapatico” y se comenzó a fabricar en Albacete a principios del siglo XIX, con una clara influencia francesa ”para defensa de las mujeres”, que solían llevarlos en la “liga” (recordar este detalle de las actrices en las peíículas del Oste sacando el cuchillo bajo las faldas) Y, si os fijáis, su forma en la empuñadura es elocuente: una “pierna de mujer” acabada en un zapato femenino, y de ahí le viene el nombre.
Normalmente estos cuchillos era cortos y la empuñadura presentaba adornos en tiras de latón de arriba a bajo y la hoja solía ir con dedicatoria “A mi dueña”, María” “Vivan las mujeres”… y varias más, porque se personalizaban acompañándolos con bonitas fundas que le daban un tono glamuroso.
Recuerdo que en casa de mi abuelo Alejandro había uno y todavía vi otro en casa de mi tía Rosa, que creo que era de su suegra la tía Mariana, y que en la hoja llevaba grabada una inscripción que ahora no recuerdo, pero mi sobrina Azucena Muñoz, que me lee todos los días, nos lo podrá decir.
Estos cuchillos provenían de los “coutelas” que es una palabra árabe, como Albacete, su origen, que significa “alfanje”, que era el estilo musulmán de curvar las armas de un solo filo, en contraposición con la cultura cristiana y castellana de “cruzar” la empuñadura con la hoja recta de doble filo.
Y si queréis precios, valoraciones y desvaloraciones por restauraciones también os podría explicar como funciona ese mercado.
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La verdad es que no se como esta navaja pudo llegar a Samper de Calanda.
Fue fabricada en Albacete, donde se ubicaron las Brigadas Internacionales en la Guerra Civil española de 1936/1939. Y el General Miaja fue el Jefe de la Operaciones del Centro Sur, desde la ciudad alicantina. También dirigió el Ejército del Centro y fue un personaje clave en la defensa de Madrid. Al final de la Guerra marchó al exilio, primero a Francia y después a México.
Hacer un semblante de este General republicano es acercarnos a una época convulsiva donde todo pudo pasar; pero no deja de sorprendernos el que esta pieza apareciera en Samper de Calanda y haya estado en poder de la misma persona que nos proporcionó la daga que pasamos hace unos días.
Hemos hecho gestiones en los últimos años sobre estas piezas y hemos encontrado otras navajas fabricadas en Albacete personalizadas a nombre de otros lideres de la Republica con inscripciones y símbolos grabados en la hoja. Ésta lleva los símbolos de la estrella comunista, la hoz y el martillo y las frases: “Viva Rusia y el partido Comunista y el General Miaja y la España antifascista”.
Son recuerdos con los que se obsequió a estos mandos en sus estancias en la ciudad manchega, famosa por la elaboración de sus navajas.
Una curiosidad que os paso, junto con la funda original que conserva, por ver si alguien sabe algo más.
Dagas[editar]
Joyas samperinas en piezas de filo[editar]
- Alejandro Abadía París
Las obras de arte elevan su valor y admiración por dos motivos: por la calidad excepcional que atesoran y por los acontecimientos que la concurren.
Pongamos un ejemplo: ¿seria tan universales cuadros como la “La Gioconda” o “El Grito” si no hubiera concurrido hechos como fueron las agresiones o secuestros sufridos? Hoy en día son más visitadas – no para mí mejores- que obras también universales como “La Familia de Carlos IV” de Goya, o “Las Meninas” de Velázquez, como muestras más cercanas y conocidas.
La daga que os presento tiene más de 40 cm de larga, mango de hueso labrado, llevando incrustado en sus ranuras un trenzado de alambre de cobre y en la hoja grabada una escena de la caza del jabalí, sin que pueda precisar la época –una preciosidad-; pero se revalorizaría de una forma considerable si pudiera confirmar los avatares y origen de esta pieza que, dicen, fue encontrada en el derribo de los altares de la nuestra Iglesia parroquial en julio de 1936, que un anarquista la lucía en el cinto por las calles y la leyenda de su utilización y origen.
Me la vendieron con “fábula” hace más de 40 años y la he guardado a pesar de que he tenido ofertas y presiones tentadoras para desprenderme de ella.
Os la presento porque estos tipos de piezas son nuestras joyas locales, anotando que ésta, de poder confirmar su utilización en aquellos días y su origen anterior, tendría un valor histórico sin precedentes.
Hoy, sólo conocerla para que vayamos comprendiendo el valor de lo que tenemos en casi todas nuestras casas y que no les damos importancia. Es algo que debemos preservar y que es el motivo de todos estos apuntes.
Cuadernos y libros[editar]
Cuaderno Nicolasa París[editar]
- Samper de Calanda postales para el recuerdo

Tratado urbanidad Carmen López Oliver[editar]
- Samper de Calanda postales para el recuerdo
- "Breve Tratado de Urbanidad" para niñas.


Objetos varios[editar]
Arpón[editar]
Foto Tere París - Comentario Alejandro Abadía París
Es un arpón, y si lo que se aprecia, lo que une al palo central a los dos laterales, son soldaduras no es muy antiguo.Tengo algo parecido por sus dimensiones, pero con el palo central más ancho y también acabado en punta que sirvió para remover la tierra buscando las "patatas turnas" en los blanqueros(*) del monte, pero éste lo veo práctico para pinchar la tierra, pero no para sacarla. Tengo dudas de que sea un apero de labranza. (*) "blanqueros"- son esas tierras blancas del monte que parecen en las fincas a causa del yeso.
Cruz[editar]
Cruz del “plano de la Cruz”
- Alejandro Abadia Paris
Peirón, crucero, cruz de término, humilladero… ¿Qué representa en realidad esta cruz ubicada en Samper, en la carretera que va a Jatiel y Castelnou, en la partida denominada “Plano de la Cruz"?
El lactodensimetro[editar]
- Alejandro Abadía París
Hace un tiempo tuve una llamada de don Alfonso Delgado Fandos, que con sus noventa años, me comentó:
- He leído en tu libro la compra de una cubeta para graduar la leche en Samper, en 1936. La tengo yo, y desearía que la guardaras tú.
Nos vimos y me la entregó. Y la guardo, esperando mejores tiempos para ver qué hacemos con ella. Está muy deteriorada, pero es la nuestra. Os cuento parte de su historia para que no se pierda.
Fue en la sesión concejeril del 28 de marzo de 1936 cuando la izquierda local solicitó la alcaldía de la villa a la derecha “por reconocer que el ideal político del señor alcalde actual no se atiene al Frente Popular al que pertenece la mayoría de los individuos de la Corporación; y entender, también, no ser nada beneficioso a los intereses de la administración de la casa consistorial”. (Acta del Ayuntamiento 28/3/36)
Y el 11 de abril de 1936 a los frente populistas los encontramos trabajando en 25 puntos que iban a cambiar el funcionamiento de la anterior corporación. Y en ellos encontramos uno que parece intrascendente a primera vista “ Que se compre una probeta para graduar la leche”.
La interpretación no la vamos a analizar hoy porque tiene más razones. Máximo con a llegada a la villa de don Ignacio García Diego como veterinario y su nombramiento como vocal del Comité de Asociación Nacional de Veterinarios de España, nada menos que por la Asamblea Nacional española, que va a motivar entre otros puntos la exigencia al boticario local, Sr. Bríos, de horario en la farmacia.
Aquí hay una historia interesante a seguir por la proliferación de vaquearías, el valor nutricional de la leche en la época y la manipulación del producto, pero hoy sólo nos vamos a centrar en el motivo del hallazgo que fue ocasionado porque la farmacia ubicada en la calle de la Mantería, con el traslado del establecimiento a la esquina de la Placica años más tarde, la familia de don Alfonso arrendó la casa; y cuando la dejaron, la recogió y guardó la cubeta hasta hoy que reaparece para disfrute de todos.
Su valor económico es menor, pero siendo nuestra y con su historia a cuestas es otra joya samperina recuperada.
Cómo funciona un densimetro[editar]
- Miguel Encarna Abos Latorre
Como ves en las imágenes, un densimetro es un instrumento que consta de tres partes en comunicación: - La superior es una varilla hueca que lleva en su interior una escala graduada en unidades de densidad (g/cc), en grados de alcohol, alcoholímetros (ml de alcohol etílico/100 cc de líquido), etc. - La parte central es una ampolla hueca que hace de flotador. - La inferior es el lastre, que consta un número determinado de perdigones, perfectamente calibrados, para mantener erecto el conjunto. Fotos: Mochy Noche
La medida con el lactodensimetro, se hace directamente introduciendo el instrumento directamente en una probeta graduada(o cubeta) y dándole un giro, se espera un minuto hasta que se homogeneice. La lectura se realiza leyendo en la varilla graduada, poniendo nuestro ojo en la posición correcta para que una línea imaginaria horizontal coincida con la parte superior del menisco que forma el líquido con el vidrio de la varilla. En la leche la medida oscilaba, creo entre 1,025 y 1,045 g/cc; incluso había unas tablas de corrección según la temperatura.
El carril[editar]
- Alejandro Abadía París
Mientras despajamos dudas y decidimos sobre algunos hallazgos, y como entre nuestros amigos hay muchos ferroviarios e hijos de los mismos de la línea minera de Andorra-Samper-Escatrón que pueden disponer de esta pieza, vamos a investigar lo que podamos sobre la misma.
En la fotografía se aprecia una lamina cortada de un carril que fue entregada como recuerdo a los empleados conmemorando la apertura de la línea férrea minera que iba a llevar los carbones a la térmica de Escatrón desde Andorra y las Cuencas Mineras. Lleva en la parte superior la palabra “ENCASO” que obedece a “Empresa Nacional Calvo Sotelo”; en el centro XVI-VI-MCMLIII (16 de junio de 1953) y debajo “Andorra”. Y las preguntas son tres.
-¿Los railes cortados procedían de la línea Madrid-Barcelona, almacenados en Samper de Calanda? - La línea tenía cuatro estaciones en las tres localidades, ¿cada lámina lleva su nombre o en se grabó únicamente el de Andorra ? -¿Se entregaron a todo el personal o hubo una selección de empleados?
Martinicas[editar]
- Carmelo Farjas Ballester
¿como se llamaban aquellas tiras de papel con gotas de fósforo pegadas que al rascarlas chisporroteaban y que además empleaban como veneno? Otra peculiaridad es que si te las frotabas por la cara luego las marcas brillaban en las oscuridad (fosforescencias)
Manuel Martín Mombiela MARTINICAS, ya no me acordaba de ellas, las emplee mucho, en Difuntos tambien las utilizábamos para que brillaran en la cara el fósforo y sacaron unos revólveres que se cargaban y al amartillar en la martinica saltaba la chispa.
En otros sitios les llamaban mistos o mixto a las martinicas. Creo que por cataluña a las cerillas les llaman mixtos, pero igual estoy equivocado.
Imágenes y benditeras[editar]
- Alejandro Abadía París
IMAGEN PARA LA PERSIGNACIÓN
Era una vieja costumbre. Muy antigua. En nuestras casas, de cultura cristiana, se solían tener imágenes y benditeras para santiguarse en diversas ocasiones.
Al salir a la calle se mojaban las yemas de los dedos con el gua bendecida de la benditera, que había en los patios, y se signaba con el deseo de no cometer ningún mal, ni de recibirlo fuera.
También al acostarse había imágenes sobre cómodas y mesillas a las que se les invocaba con alguna jaculatoria y, tocándola, se procedía también a la persignación con la señal de la cruz.
La foto nos muestra una de estas imágenes –Santa Quiteria- salvada de la Guerra Civil. No sabemos que época tendrá, pero está hecha de alabastro de forma tosca dentro del arte popular.
En Samper siempre ha habido artistas que han manejado los materiales blandos de yeso o madera para crear alguna figura. Es de las pocas imágenes antiguas que se salvaron. Apenas mide 20 centímetros y esta desgastada por el roce de los dedos. Otro pequeña joya nuestra a mostrar.
Pequeños Tesoros[editar]
- Alejandro Abadía París
Tintero[editar]
Decorar una casa de pueblo con estilo es complicado. En nuestras visitas por los pueblos siempre nos llama la atención esa nueva moda de reciclar muebles antiguos y objetos de diversos tipos que nuestras gente sabe combinar adecuando rincones. Cualquier objeto bien puesto llega a sorprenderte.
De nuestras casas en las últimas décadas ha desaparecido muchos objetos antiguos, sobretodo muebles; unas veces perjudicados por la carcoma, otras vendidos a gitanos y anticuarios. Y también vajillas y elementos de labranza. Mantones, sayas o ajuares bonitos, menos.
Por eso, cuando observamos un rincón tan sencillo como éste nos llena de gozo. Un rincón que con un simple folio de un contrato antiguo, dos estilográficas y unos tinteros se le han dado un tono diferente y lleno de sentido.
Todo consiste en ocupar un rincón vacío de la casa con algo olvidado y que nos lleve a la nostalgia. Pero lo importante es tenerlo.
Planchas[editar]
- Alejandro Abadía París
A mi me encanta contemplar en mi casa del pueblo los trastos viejos de mis abuelos.
Tengo unas planchas que me llevan a una época en que se calentaban con brasas y que me recuerdan aquella gente encantadora de boina, manteleta y pañuelo a la cabeza repitiéndome que este era el mejor pueblo del mundo.
Gafas y monedas[editar]
- Alejandro Abadía París
Os paso otros motivos: monedas y gafas encontradas en casa de nuestros abuelos y que dicen mucho de unos siglos –XIX y XX-, inolvidables en la villa.
Lo más curioso de la foto son las gafas - hay hasta unos “quevedos”- compradas en casa “Burillo”.
Llaves[editar]
Llaves de la iglesia parroquial recuperadas[editar]
- Alejandro Abadía París
En una primera vista parecen llaves corrientes. Casi diría vulgares. No tienen nada de artístico y poco sabemos de su antigüedad.
En la década de 1960 fueron tiradas en una caja e cartón a la basura y esa gente que buscaba objetos por esos lugares las recogió.
Procedían de la iglesia parroquial. Mosén Luis cuando pintó la iglesia cambió las cerrajas estropeadas y las puertas dañadas, y las dispuso con llaves más manejables. Y éstas quedaron inservibles.
Me las trajeron hace unos años contándome la historia con la ilusión de aquella gente de que alguien las apreciara. Y las aprecié. Y las he guardado con ilusión de que alguna perteneciera al siglo XVIII, cuando construyeron la parroquial. Pero las cerrajas antiguas se estropean, o dejan de ser prácticas: también las puertas se cambian y con ellas desaparecen las llaves; aquí hubo una guerra que quemó todo. Luego hubo una reconstrucción y se volvieron a colocar puertas y cierres. Imagino que muchas de esas llaves son de la postguerra que, haciéndose otra vez viejas, se volvieron a cambiar treinta años más tarde cuando se pusieron de moda los llavines y otros tipos de cerrajas más modernas.
Pero lo importante es que las tenemos, que se pueden estudiar; datar y guardar en espera, siempre en espera, de que algún día haremos algo que recoja todos estos materiales supervivientes que hoy os presento, que forman parte de nuestra historia y que es importante que los apreciemos.
Espederas, candiles y cazas[editar]
- Alejandro Abadía París
La espedera es un marco de madera trabajada con adornos de recorte, portando clavos o tumillones que servían para colgar los candiles, cazas, sartenes y raseras que se ubicaban en la pared de la cocina para acoger estos útiles.
En la fotografía vemos dos objetos muy significativos: el candil de mecha y la caza de cobre.
El candil de mecha es un recipiente de hojalata con pico alargado con un mango, a cuyo extremo se le adosaba una varilla de hierro rizada que, al final, hacía de gancho para poder colgarlo; este recipiente en pico hacía de depósito donde se echaba el aceite que impregnaba una mecha o torcida de algodón cuya punta se encendía, ardía y daba luz. Hasta la llegada de la luz eléctrica, a principios del siglo XX, el candil era pieza fundamental en nuestras casas. Luego, fue paulatinamente abandonándose, siendo utilizado únicamente para los apagones o averías eléctricas.
Y el otro objeto que veo en la fotografía es una “caza” y que os presento como un cazo de cobre con mango alargado cuya utilización desconozco para qué servía. Y pienso que alguno de vosotros, que lo sepa, nos lo puede decir y poderla catalogar. Y recordar que, encontrar todavía estos útiles en nuestras casas tiene que ser motivo de satisfacción, porque son recuerdos que no se pueden olvidar.
Bastones[editar]
- Alejandro Abadía París

- José Luis Gracia. Este es mi bastón que comentaba con Alejandro Abadia Paris

La radio[editar]
- Alejandro Abadía París
Uno de los inventos que más éxito han tenido en el mundo moderno es la radio. Precursor de la televisión y de las comunicaciones a grandes masas en tiempo real, pocos son los hogares modernos en los que no hemos tenido, y seguimos teniendo, uno o varios receptores. Un dispositivo capaz de acercarnos con sus ondas la voz y la música de sus operadores.
Encontrar en nuestras casas estos receptores varados, llenos de polvo y de dudas sobre su funcionamiento, es una sensación de normalidad. ¿Quién no tiene un aparato de radio antiguo todavía en casa?
Hagamos un poco de historia de este simpático aparato: la primera transmisión radiofónica del mundo se realizó en la Nochebuena de 1906, desde Estados Unidos, en la que se pudo escuchar la canción "Oh Holy Night" y unos pasajes recitados de la Biblia.
A partir de ahí los sistemas de radiodifusión se fueron extendiendo progresivamente, aunque no fue hasta la década de 1920 cuando comenzaron las primeras transmisiones regulares con programas de entretenimiento. Posteriormente, hacia 1937 aparecieron los primeros sistemas basados en modulación de frecuencia (FM) que complementaron a los de modulación en amplitud (AM) y que permitieron minimizar los problemas de interferencias y reducir la estática en los receptores, porque los primeros aparatos estaban basados en válvulas de vacío, lo que hacía que fueran equipos de grandes dimensiones y de peso, que si bien resultaban apropiados como centro de ocio familiar en los hogares, no podían ser llevados por los usuarios en sus desplazamientos cotidianos ya que se necesitaba la conexión a la “luz”.
Os dejo la imagen de un receptor de los años 40, de aquellos en que todos los días escachábamos “el parte” en Radio Nacional de España o bien Radio Pirenaica, los que teníamos curiosidad por otras informaciones. Bueno será hoy recordar con cariño aquellos ya viejos aparatos de radio que formaron parte de la vida de nuestros padres y también de la nuestra..
- Jose Martin Calvo Oroñez: La radio como tal la invento Marconi a finales del 1800 y ya hizo transmisiones de radio aunque no fueran comerciales por ello se le atruibuye a el el invento, pero como la TV y otras cosas no fueron fruto de una persona sino que en los años otros descubrieron cosas que se fueron sumando hasta lograr un resultado, por ejemplo Herz que descubrio las hondas hercianas basico para poder transmitir.el aparato que muestras es un tipo normal y basico de lo que habia, yo he reparado cientos de ellos, y los podria reparar ahora si tubiera repuestos sobre todo valvulas que sera imposible, para que veas lo que es la vida hoy he soñado que en mi banco de trabajo habia unas cuantas, premonicion de tu articulo?. en España no se transmitio por FM hasta el 70 aproximadamente, y de ese tipo de aparatos solo vi uno espectacular por dentro y fuera que tenia FM con unas antenas interiores de todas las bandas, era de del 30-40 Grunding aleman de importacion, pudiendo haberlo hecho no me quede con ninguno de esos aparatos que me hubiera gustado tener de recuerdo.